Los fondos que invierten en bonos de elevada rentabilidad han estado acumulando importantes ganancias a lo largo de los últimos años gracias al efecto combinado de la bajada de los tipos de interés de largo plazo y a la reducción de la prima que pagan los emisores de esos bonos por encima del tipo de interés de la deuda pública para compensar por el mayor riesgo que supone invertir en ellos.
De ahí que a lo largo de los últimos tres años la rentabilidad media anual compuesta que han proporcionado esta clase de fondos se haya situado entre el mínimo de -4,5% de los que invierten en dólares y el máximo de 10% de los que lo hacen en euros. Que la primera sea negativa se debe a la depreciación del dólar en los últimos tres años, que anula el buen resultado, del también 10%, obtenido en la moneda original.
Los bonos de elevada rentabilidad, y los fondos que en ellos invierten, han variado fuertemente su cotización a lo largo de los últimos años, pasando por momentos malos en, al menos, tres ocasiones recientes: en 2000 y 2001, coincidiendo con la fuerte caída de las bolsas, y, posteriormente, tras el estallido de diversos escándalos empresariales en EE UU en 2002. Para hacerse una idea de la magnitud de la crisis baste recordar que los bonos emitidos por compañías telefónicas, hasta entonces prestigiados, pasaron a tener la consideración de bonos especulativos.
Sin embargo, desde octubre de 2002 la situación no ha hecho más que mejorar. Las medidas de reducción de costes, cancelación de deuda y redimensionamiento de las inversiones llevadas a cabo por las empresas durante los últimos cuatro años han saneado sus balances y permitido el acceso a una financiación mucho más barata. De ello da una idea muy clara la evolución de la prima que están pagando las empresas cuyas emisiones tienen la calificación de BBB (límite de separación entre lo que se considera buena calidad crediticia y de lo que ya son bonos de elevada rentabilidad) por encima de lo que le cuesta a los Gobiernos occidentales sus emisiones de deuda pública. Pues bien, ese diferencial, que en las fechas mencionadas del otoño de 2002 llegó a ser del 2,5%, se encuentra en este momento situado en un 0,5%.
O dicho de otra forma, si los precios de la deuda pública han estado subiendo de manera tendencial durante los últimos años, los de los bonos de elevada rentabilidad lo han hecho en mucha mayor medida, proporcionando abultadas plusvalías a los fondos especializados en este tipo de activo.
Desde mediados de febrero, a pesar de que los precios de la deuda publica han estado cayendo, esa prima que pagan los bonos especulativos ha seguido reduciéndose. El que esto haya sido así puede interpretarse como un síntoma de que los tipos de interés de largo plazo no han iniciado, con su reciente subida, un cambio de tendencia. Aunque eso no impida que el repunte pudiera llegar a ser, bien que transitorio, ciertamente considerable, y las rentabilidades de los fondos de renta fija continuara sufriendo la penalización correspondiente.
Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de marzo de 2005