Desde luego que ustedes, los del PP, son diferentes al resto de nosotros, los españoles de siempre. Ustedes son cínicos, hipócritas, malcriados y meapilas. Tienen el pelo generalmente ondulado, imitan al inglés cursi en versión canija y paleta.
Juegan al golf, montan potros, van de party y además tienen una retahíla de apellidos hilvanados con de e y.
A ustedes, que les ha bendecido Dios y les ha mandado a sus colegios con sus chicas, que -¡ay, por Dios!- todas son igual de monas, rubias oxigenadas, siliconizadas y... a ver, Borjamari de mi alma, que no me llevas de compras.
No lo dude, amigo, hasta tienen la entrepierna más arqueada por no haberse bajado nunca del caballo y con la bendición eclesial hacer aquello con la fusta de tú trabajas y tú no.
Todo ello gracias a que corrimos un tupido velo con aquello de la transición. ¿Para qué? Para escucharle a un García de... decir que somos nosotros los de siempre, biológicamente distintos. Cosas veredes, amigo Sancho.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de marzo de 2005