Las campanas de 650 iglesias de Madrid van a ser obligadas a repicar al unísono durante cinco minutos el próximo día 11 como homenaje a las víctimas de hace un año. No tengo dudas de que el Gobierno y el arzobispado de Madrid acordaron de buena fe tal iniciativa. La Asociación de Víctimas del 11-M ha pedido que no toquen las campanas, pero el Gobierno ha respondido que "respeta todas las opiniones" y que seguirá adelante con lo acordado.
¿Merece la misma atención en este caso lo que opine la asociación que lo que opine cualquier otro conjunto social? Yo tampoco quiero que toquen las campanas. La asociación ha pedido para ese día "silencio y luto", ha dicho que no irá a ningún homenaje, pero se preparan no sé cuántos, uno de ellos con la presencia de los reyes de España y Marruecos.
Las campanas de Madrid no calmarán el dolor de las víctimas. Al revés, lo multiplicarán y lo harán insoportable. Cientos de iglesias lanzarán en trescientos segundos cientos de miles de martillazos, que serán recogidos en directo por las radios y las televisiones, que los repetirán en cada boletín, en cada telediario durante la jornada entera, que los trasladarán a toda España para que se enteren bien incluso aquellas víctimas que hayan huido de Madrid para no oírlos en directo.
La Asociación de Víctimas ha pedido luto y silencio sin homenajes, pero nos aprestamos a llevarles la contraria, a no hacerles ningún caso y a obligarles a que el próximo día 11 no sepan dónde meterse para no ver ni oír nuestro sin par comportamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de marzo de 2005