El IES Bellavista de Sevilla fue creado como edificio provisional en 1978. Veintiséis años después, y tras innumerables reparaciones, seguimos igual o peor que al principio. ¿Es que no somos dignos de unas instalaciones seguras?
Cada vez que llueve se anegan los laboratorios, algunos departamentos, algunas aulas, sala de profesores, gimnasios, aula de informática... tenemos goteras. Puede parecer poco, pero no lo es. Sabemos que las condiciones de seguridad e integridad física de nuestros hijos no está garantizada, que el estado de la cubiertas es absolutamente precario, que con la humedad se puede generar un cortocircuito, que se pueden desprender bajo-techos de escayola (como ya ha ocurrido) en plena clase. ¿Es que tiene que electrocutarse o lesionarse un alumno para que nos oigan?
Antes de las últimas elecciones, la administración educativa, que está al tanto de lo que aquí ocurre, nos prometió un asignación extraordinaria para afrontar al menos el problema de las cubiertas. Hasta hoy. ¿Es que sólo importamos antes de las elecciones?
El Instituto es un centro educativo de una barriada de trabajadores. Esto no es Los Remedios, o La Palmera, o Nervión. Este no es un centro TIC ( no podemos, nos saltan los plomos). Este es un Instituto de barrio, tan digno como cualquier otro centro educativo público andaluz. ¿O es que deberíamos escolarizar a hijos de padres influyentes para que importemos de verdad?
Este viejo Instituto afronta un desafío extraordinario para desarrollar una enseñanza de calidad para nuestros hijos. Ahora bien, no se puede luchar contra los "elementos", como decía, bien o mal, Felipe II. Es que esto no debería ser una batalla. ¿O es que sólo importaremos si nos lanzamos a una lucha callejera para reclamar lo que por derecho nos corresponde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de marzo de 2005