Nuestros representantes políticos suelen defender que se garantice la defensa de los intereses generales de los ciudadanos, pero han tenido que pasar varias décadas para que se legisle en defensa de los fumadores pasivos, por lo que no debe sorprendernos que en otro ámbito se haya practicado una política permisiva de campañas publicitarias induciendo a los niños al uso y adicción al teléfono móvil.
El principio de precaución está justificado y aconseja que las llamadas sean cortas, por lo que creo imprescindible que las autoridades realicen una campaña divulgativa, con un contenido educativo que logre reducir las radiaciones en las aulas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de marzo de 2005