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Reportaje:

Diálogo entre artistas libres

Antonio López y Víctor Erice hablan de arte y política antes de recibir el Premio Titanio

El cineasta Víctor Erice y el pintor Antonio López recibieron ayer tarde el Premio Titanio que otorga la sección vizcaína del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN) por su trabajo como director y protagonista en El sol del membrillo (1992). Horas antes, estos dos creadores críticos, que coinciden en el desarrollo pausado y reflexivo de sus carreras, hablaron sobre la pintura, la arquitectura y el cine en los comienzos del siglo XXI.

Para empezar, se centraron en la razón de su presencia en Bilbao. El pintor de Tomelloso abrió fuego: "No me canso de pintar Madrid; es una ciudad que no me gusta, pero que al mismo tiempo es fascinante recrearla; creo que la ciudad es el alma del hombre hecha arquitectura". Más reposado, el cineasta nacido en Karrantza y criado en San Sebastián, comparó la arquitectura con el cine: "En el trabajo de producción de una película desfila todo el espectro de la sociedad, exactamente lo que ocurre en la construcción de un edificio".

Desde aquí, fueron desgranando sus reflexiones. Antonio López: "Hay una estética que pretende retratar la ciudad del futuro en la pintura y en el cine. En este último caso, un buen ejemplo es la película de Kubrick 2001. Una odisea en el espacio. Afortunadamente, su mundo no ha llegado, pero nuestros dirigentes lo conseguirán, están muy empeñados en ello". De momento, se asiste al final de la historia del cine, según Erice: "Ahora hay que hablar de lo audiovisual; lo que era un arte popular se ha convertido en un gran entretenimiento de masas, marcado por la televisión y la publicidad".

Y llegaron las denuncias de la mercantilización de la sociedad contemporánea. "Hoy todo es dinero", dijo el pintor, que ultima un cuadro de grandes dimensiones de Madrid. "Por desgracia, la industria cinematográfica española considera las películas como un mero protocolo para mover dinero", apuntó quien trata desde hace cuatro años de estrenar en España su última película, una producción anglogermana.

Pero la suerte no está echada. "Cada día es mayor la fractura entre la ciudadanía y sus representantes; sin embargo, tengo la esperanza depositada en la tecnología digital y en Internet, que pueden lograr espacios de libertad", apuntó el cineasta, ante la mirada aprobatoria del pintor, minutos antes de salir hacia el Museo de Bellas Artes de Bilbao a contemplar la obra de Vázquez Díaz, por distintas razones un pintor tan querido por ambos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de marzo de 2005