Contra todo pronóstico, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, de 62 años, se convirtió ayer en presidente de la Conferencia Episcopal Española, y el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, en su vicepresidente. La victoria de Blázquez llegó después de una ajustadísima derrota del arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, que por un solo voto no logró su tercer mandato (necesitaba dos tercios de los 77 votos y obtuvo 51). Caído Rouco, la contienda quedó entre Blázquez, considerado un hombre moderado y de talante conciliador, y Cañizares, representante de las tesis más ortodoxas de la Iglesia. Blázquez, con apoyo de los prelados catalanes, vascos y moderados, venció por 40 votos contra 37.
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El obispo Blázquez, que ayer mismo habló con José Luis Rodríguez Zapatero y acordó reunirse con él, protagonizó en 2002 la mayor crisis entre la Iglesia y el Gobierno de José María Aznar al firmar una pastoral que criticaba la ilegalización de Batasuna. Siete años antes había sido recibido con duras críticas por los nacionalistas cuando llegó a la diócesis de Bilbao. Ayer, el Gobierno vasco recibió su elección como una forma de "salir del túnel". El PP mostró un apoyo moderado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de marzo de 2005