El debate sobre la moción de censura presentada por el presidente del Partido Popular de Cataluña, Josep Piqué, devolvió ayer la normalidad a la política catalana. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, pidió excusas genéricas "al pueblo de Cataluña" por haber levantado una crisis con su insinuación de que los Gobiernos de CiU habían cobrado comisiones del 3% en la adjudicación de obras públicas, pero insistió en la "transparencia contra la corrupción" de modo que "nadie tape las vergüenzas de nadie".
El gesto de Maragall fue aprovechado por el líder de CiU, Artur Mas, para retirar la querella por calumnias que había interpuesto contra el presidente catalán.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 11 de marzo de 2005