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Crítica:POESÍA

Un nuevo plan de fuga

Jesús Aguado publica un libro en el que el deseo de trascendencia y la búsqueda del amor y la sabiduría alternan con la crítica social y el compromiso ético. Un libro de poemas que contiene reflexión e iluminación, canto y lamento.

"Cada libro de poemas es un plan de fuga puesto en práctica para escapar de una cárcel diferente". De este modo ha definido en alguna ocasión Jesús Aguado (Sevilla, 1961) su modo de entender la escritura. Esas líneas tienen tanto de poética como de autorretrato, porque le cuadran perfectamente a un autor que ha publicado casi una decena de títulos en los últimos quince años. Esa productividad, que en otros escritores suele ser motivo de alarma y garantía de irregularidad, en el caso de Aguado es la prueba de que se trata de un poeta tocado por la gracia. Para atestiguarlo, ahí están Los amores imposibles (Premio Hiperión, 1990), Libro de homenajes (Hiperión, 1993), La gorda y otros poemas (Cuatro Estaciones, 2000) o Lo que dices de mí (Pre-Textos).

HERIDAS

Jesús Aguado

Renacimiento. Sevilla, 2005

92 páginas. 10 euros

Autor de una poesía sencilla sin ser simple, clara sin perder el misterio y trascendente sin ser escapista, Aguado no desdeña ningún registro: ni el intimista ni el metafísico ni el narrativo ni el sentencioso. Así, en Heridas realiza un camino que alterna la reflexión con la iluminación, el placer con la sabiduría, los poemas breves con los largos. No en vano el libro se cierra con dos antológicos poemas extensos: 'Peligroso' y 'Oración por mis padres'. Un camino, en fin, cuyas seis estaciones presentan al poeta como alguien herido, abandonado, indigente. Y lo hace sin lamentos, antes bien, celebrando su condición incierta. El poeta, igual que un nadador, no puede dejar de bracear si no quiere ahogarse. "El náufrago se considera un resistente, un emboscado, un apátrida, un contrabandista, un fugitivo, un heterodoxo, un superviviente, un polizón, un desertor", leemos en 'El náufrago rescatado', una sección que en su momento se publicó como plaquette exenta con el significativo subtítulo de 'Un manifiesto'. Aunque es allí donde la dimensión política del libro se hace más explícita , todo el conjunto está atravesado por la conciencia de que las palabras obligan. Las palabras y las heridas: "Se van probando formas en mi piel, / se van probando el mundo / en mis ojos y brazos, en mi luz, en mis sueños. / En raspaduras. En jirones. / A bocados. El mapa / de mis montañas y mis ríos: / yo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de marzo de 2005

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