El Racing sentó al Mallorca en el garrote vil y apretó brutalmente hasta asfixiar a los de Cúper. Fue una muerte instantánea, sin posibilidad de reanimación ni agonía. En los cinco minutos iniciales, los cántabros sentenciaron con dos goles y dejaron el partido resuelto. Los baleares, con un cuadro de encefalograma plano, se vieron desbordados por la impresionante salida santanderina.
En la primera jugada del encuentro, el Racing conseguía forzar un córner. En apenas un mes de entrenador, Nando Yosu ha conseguido que sus futbolistas memoricen las jugadas ensayadas como la tabla de multiplicar. Y con frutos inmediatos. Anderson, entrando desde atrás, voleaba un balón peinado en el primer palo cuando habían transcurrido 65 segundos de partido. Sólo tres minutos después, Morán, el mejor del encuentro, servía el balón para que Aganzo se luciese ante la inocente zaga bermellona.
RACING 3 - MALLORCA 0
Racing: Aouate; Regragui, Pablo Casar, Moratón, Juanma, Regueiro; Morán, Benayoun (Jonatan Valle, m. 81), Anderson (Parri, m. 86); Javi Guerrero y Aganzo (Torrado, m. 76).
Mallorca: Moyá; Cortés (Tuni, m. 54), Ballesteros, Ramis, Poli; Campano, De los Santos, Melo (Jorge López, m. 67), Arango; Luis García y Romeo (Correa, m. 72).
Goles: 1-0. M. 2. Anderson, a la salida de un córner. 2-0. M. 4. Aganzo, de chilena. 3-0. M. 52. Benayoun, desde el borde del área.
Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Juanma, De los Santos, Anderson y Poli.
14.112 espectadores en El Sardinero. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del ex presidente del Racing, José Luis Terán.
Mientras muchos espectadores aún buscaban su asiento, el partido ya había concluido. La obligación de disputar los 85 minutos restantes fue eso, una obligación. Los mallorquinistas no estuvieron a la altura de un equipo de Primera. El Racing, por su parte, se relajó ante un rival muerto y dejó que transcurriesen los minutos hasta que Benayoun puso la puntilla culminando una jugada de Aganzo. Y se volvió a apagar el interruptor del fútbol para casi todos menos para el incombustible Morán, que rompió a la zaga visitante en todas sus incursiones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de marzo de 2005