El 11-S de 2001 estaba en Nueva York y vi derrumbarse las torres desde mi apartamento. El 11-M seguí desde Nueva York, con la inseguridad que da la distancia, los atentados de Madrid pendiente de mi familia. Pocos días después recibí un mensaje poderoso en el contestador del teléfono.
Sin palabras, reconocí la melodía metálica y melancólica de La Internacional salida de la cajita de música de una de mis hermanas.
Comprendí lo que significa-
ba y una ventana de esperanza se abrió entre los nubarrones de tristeza que cubrían esos días. La conciencia colectiva de los hombres y mujeres españoles se había despertado y decidió dar una oportunidad al cambio para intentar crear, en este mundo de locos, un lugar más justo.
Pocas veces me he sentido más orgulloso y cercano a mi familia, a mis raíces, a mi pueblo.
Hace un año que yo tuve una ilusión, hace un año que se cumple en este día.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de marzo de 2005