Leo en EL PAÍS que el Juez absuelve a la maestra que enseñó el himno andaluz, considerando que el menor (obligado) no mostró su oposición a aprender la canción: pues qué bien.
A continuación viene una noticia inquietante: que la maestra (obligadora) recordó que el aprendizaje del himno andaluz es obligatorio para los alumnos según las instrucciones de Educación. ¡Ave María Purísima¡
Pues yo tendía a creer que la Comunidad Autónoma que ha tenido uno de los peores resultados en el Informe Pisa se había planteado otras obligaciones, como reforzar los pésimos resultados en matemáticas y comprensión lectora.
Ahora va a resultar que lo políticamente correcto para las mentes rectoras de la Educación regional va a ser el analfabetismo cantor (y el colmo de lo sublime hablar con el acento de un cateto, no vaya a ser que se pierda la idiosincrasia).
Pues miren ustedes, excelentísimos señores y señoras de la educación andaluza, yo no quiero que a mi hija le enseñen en el Colegio ningún himno, ni el de Andalucía ni el de la Legión, y la experiencia de quienes han hecho de esas zarandajas señas de identidad no es precisamente aleccionadora (lease Euskal Herría, Serbia, El Jura, Irlanda y un largo etcétera).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de marzo de 2005