Hubo un tiempo en que Barcelona y Madrid fueron ciudades hermanas, un tiempo en que ambas fueron brutalmente arrasadas. Durante los años que duró la Guerra Civil (1936-1939), los ciudadanos de ambas ciudades fueron el blanco de la aviación fascista italiana. Casi 70 años más tarde, la exposición Barcelona-Madrid: dos ciudades bajo las bombas, inaugurada ayer en el Colegio de Arquitectos de Cataluña, muestra las devastadoras consecuencias.
La exposición, que estará abierta hasta el 21 de abril, es minimalista, pero muy elocuente. A través de cartografías, planos y fotografías, la mayoría tomadas por pilotos italianos durante los bombardeos, se compara la tragedia sufrida por las dos ciudades españolas más castigadas. Mientras Franco lidiaba por tierra numerosas batallas, su aliado Mussolini llevaba a cabo cientos de bombardeos por aire. El objetivo era destruir los principales feudos republicanos, y el resultado, 4.000 muertos, miles de heridos y cientos de edificios destrozados.
La contienda española fue el escenario en el que se produjeron los primeros bombardeos aéreos sobre población civil de Europa. Por eso, al ser dos ciudades históricamente enfrentadas, la intención de la exposición es "mostrar cómo Barcelona y Madrid se convirtieron en ciudades hermanas", explican los organizadores.
La exposición abarca un periodo concreto, en el que los bombardeos se cebaron con la población barcelonesa. Entre la noche del 16 y el mediodía del 18 de marzo de 1938, la aviación italiana, con base en Mallorca, lanzó 13 ataques masivos sobre varios barrios de Barcelona. El resultado fue terrorífico: 1.200 personas muertas. Con motivo del aniversario de esos dramáticos días y para recordar a las víctimas, el Ayuntamiento de Barcelona organizó ayer conferencias con supervivientes de la guerra. El historiador Joan Villarroya subrayó que con los ataques se pretendía aniquilar a la población civil, con lo que "el drama fue totalmente voluntario".
La arquitectura moderna se ha encargado de borrar las huellas de esa barbarie, pero para recordar la magnitud de la tragedia la exposición también recoge unas palabras del entonces primer ministro británico, Winston Churchill, que, ante el asedio de la población inglesa por la Legión Condor, alemana, declaró: "No quiero subestimar la severidad del castigo que nos cae encima, pero confío en que nuestros conciudadanos sean capaces de resistir como lo hizo el valiente pueblo de Barcelona". María Salvo, de 85 años, fue una de esas valientes. "Parece mentira que todavía hoy sigan cayendo bombas sobre la gente", se lamentó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de marzo de 2005