El Partido Popular sólo consiguió ayer 136 votos, de su propio grupo, frente a 178 del resto del Congreso, en defensa de una enmienda de totalidad contra la ley que deroga parcialmente la que en julio de 2001 aprobó el Plan Hidrológico Nacional. El resultado fue el previsto, y el Pleno había transcurrido con normalidad, pero, cuando se anunció la votación, el diputado del PP Vicente Martínez Pujalte pidió que se leyese el voto particular de cuatro expertos del Consejo Nacional del Agua sobre la modificación del Plan Hidrológico que se opusieron a la opinión de la mayoría, favorable a los cambios que propugnaba el Gobierno socialista.
El presidente del Congreso, Manuel Marín, pidió el escrito. Surgieron las dudas, portavoces y diputados de varios grupos, junto a los miembros de la Mesa y algún letrado, se arremolinaron en torno a Marín y éste convocó a los portavoces fuera del hemiciclo.
La sesión estuvo suspendida durante más de media hora y, por fin, Marín permitió leer el texto, no sin antes advertir de lo que podía suponer para la imagen de la Cámara que otros grupos pidiesen la lectura de extensos informes favorables al Gobierno.
Por fin, hubo un duro cruce de acusaciones entre los portavoces del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que renunció "por cordura" a que se leyesen los informes favorables, y el del PP, Eduardo Zaplana; todo salpicado de gritos e imprecaciones. Desde los escaños del PP gritaron a Rubalcaba "tramposo" y "filibustero".
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, defendió el proyecto ante el Pleno y dijo que el Gobierno está actuando "con sentido común" para "reorientar la política del agua".
La diputada del PP Ángels Ramón-Llin atacó al Gobierno y habló de "política de embuste, de engaño y de manipulación". Por el Grupo Socialista, Monserrat Colldeforns acusó al PP de haber optado por "la irresponsabilidad y la confrontación".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de marzo de 2005