El pasado 15 de marzo, líderes mundiales inauguraron en Israel el Museo Yad Vashem del Holocausto, en una muestra de la voluntad internacional por mantener viva la memoria sobre el genocidio perpetrado por los nazis contra los judíos.
Este homenaje a las víctimas del episodio más cruel y vergonzoso de la historia de Europa debería hacernos recordar que en algunos países europeos aún son frecuentes los ataques antisemitas, especialmente en Francia, donde sólo en la primera mitad de 2004 se registraron 135 agresiones contra miembros de la comunidad judía. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, ya ha reiterado que la organización que lidera debe "permanecer eternamente vigilante" ante la erupción del antisemitismo y el racismo, a fin de "garantizar que este horror no se vuelva a producir". Espero que este mensaje sea también asumido por los líderes europeos, y que el trágico recuerdo del pasado no nos haga olvidar que aún en el presente Europa no se ha librado totalmente de la lacra antisemita.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de marzo de 2005