Después del establecimiento de vuelos directos entre los dos lados del estrecho de Taiwan con motivo de la celebración del Año Nuevo Chino, parecía haberse propiciado en la región un ambiente positivo para retomar el diálogo y crear una situación de beneficio tanto para Pekín como para Taipei.
Sin embargo, la "ley antisecesión" que tiene previsto aprobar la Asamblea Nacional de la República Popular, y que según algunos analistas trata de establecer la base legal necesaria para invadir Taiwan, podría acabar con toda posibilidad de diálogo entre ambas partes, modificar unilateralmente el statu quo del Estrecho y devolver la tensión a toda la región de Asia-Pacífico.
La aprobación de la citada ley va a provocar que el pueblo de Taiwan experimente un mayor rechazo hacia las autoridades del otro lado del Estrecho y se sienta cada vez más amenazado por una potencia militar que mantiene más de 700 misiles desplegados apuntando hacia la isla.
La situación podría agravarse aún más en el caso de que la Unión Europea decidiera finalmente levantar la prohibición de vender armas a Pekín, impuesta tras la matanza de Tiananmen, lo que supondría un claro desequilibrio militar en la zona a favor de China y un peligro de desestabilización aún mayor para toda la región, algo que ya preocupa de manera muy especial a terceros países como EE UU y Japón.
Aunque observado desde España se trate de una zona geográficamente alejada, la implicación de factores y actores tan diversos hace necesario que toda la comunidad internacional preste especial atención a lo que allí está sucediendo, y que todo aquel que participe en la partida sepa jugar sus cartas a favor de valores como la paz y el diálogo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de marzo de 2005