Vivía enfrente de un parque que lleva el nombre del mejor alcalde de Madrid. Ahora vivo enfrente de un montón de camiones, excavadoras, grúas, en lo que ya es un desmonte en la ladera de lo que un día fueron césped y árboles.
Nadie ha informado de por qué se ha expoliado de esa manera brutal ese pequeño patrimonio de la naturaleza en pleno Madrid.
Nos hemos enterado por nuestra cuenta de que el Ayuntamiento de Madrid pretende instalar allí una chimenea extractora de humos de los futuros túneles by-pass, con más de 60 metros de altura y un diámetro como el de un campo de fútbol, dentro del proyecto de enterramiento de la vía de circunvalación M-30.
Esta pretensión, de convertirse en realidad, supondrá, además de un golpe paisajístico mortal para el parque Tierno Galván, un incremento de ruidos y sobre todo de humos contaminantes que todos los que vivimos por allí nos vamos a tragar.
No nos quejábamos de no tener escuelas infantiles, colegios, bibliotecas, centros culturales, y de tener que recorrer dos kilómetros para llegar a la oficina de Correos, pero si no disponemos de esos servicios elementales tampoco queremos una chimenea que nos hará la vida mucho más imposible.
Imagino que esta carta no se publicará, pero por lo menos alguien la leerá, porque tengo entendido que no es ni ha sido la única sobre este tema.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 20 de marzo de 2005