Los profesionales de Atención Primaria de la Sanidad andaluza asistimos impotentes al deterioro del sistema, provocado por la cada vez menor asignación de recursos, que revela un absoluto desprecio hacia nuestra actividad profesional, y un desconocimiento de las necesidades de salud de la población. La proclamada autonomía de gestión de las Unidades Clínicas es rotundamente falsa, y supone una burla continua de profesionales ya curtidos, pues, en lugar de incentivar, busca exclusivamente el ahorro a costa de nuestro trabajo y de la atención debida a los pacientes. Se intenta penalizar las bajas cargando sobre nuestras espaldas las ausencias de los compañeros, cualquier excusa es buena para dejar sin incentivación económica lo previamente pactado, y se sigue utilizando un lenguaje oscuro para ocultar las carencias importantes en la gestión. Muchos de nosotros tenemos ya mucha experiencia, nos consideramos profesionales avezados, formamos estudiantes y residentes, gestionamos la demanda, realizamos actividades docentes e investigadoras, pero el trato que recibimos de nuestros jefes nos parece, cuando menos, desconsiderado, y lo que es peor, poco comprometido con las necesidades de salud de los pacientes. (¿Hasta cuándo?).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de marzo de 2005