El acuerdo sobre el nuevo Pacto de Estabilidad tuvo que superar como último escollo el regalo que los 25 sellaron para todos aquellos países que tienen pendientes profundas reformas de sus sistemas de pensiones, empezando por los del Este. Como habían exigido Polonia, Hungría y Eslovaquia, los costes derivados de tales reformas se descontarán por entero al calcular el déficit en el primer año; en un 80% en el segundo; en un 60% en el tercero El Ecofin, en cambio, rechazó que semejante regalo se produzca también cuando los nuevos socios de la UE se examinen para entrar en el euro y estén obligados, entre otras cosas, a tener un déficit inferior al 3% de sus PIB.
Esos nuevos países de la Unión se verán beneficiados también por las nuevas reglas porque incluyen expresamente el mandato de que a cada país se le fijen unos objetivos adecuados a sus condiciones a la hora de conseguir el déficit cero o el superávit, que es la meta final del Pacto.
Con el acuerdo alcanzado ayer, los jefes de Estado y de Gobierno ya no tendrán que perder tiempo el martes y el miércoles en discusiones y debates sobre puntos pendientes de resolver para el nuevo Pacto y se limitarán a redactar adecuadamente el arreglo alcanzado anoche por sus ministros de Finanzas, según señaló el presidente de turno de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker.
El Pacto aún en vigor se firmó en 1997, con las grandes economías de la UE en plena recuperación y con condiciones para poner en orden sus cuentas públicas. La reforma, en cambio, se aprueba en pleno estancamiento económico de Alemania y con diez países de los 25 inmersos en procedimientos por déficit excesivo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de marzo de 2005