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Editorial:

Horror en el instituto

Jeff Weise, de 17 años, armado con una escopeta y dos pistolas propiedad de su abuelo, policía en una reserva india del norte de Minnesota, asesinó a cinco alumnos, una profesora y un guardia de seguridad de su instituto, así como a su abuelo y a la novia de éste, antes de suicidarse. Tenía 12 años el 20 de abril de 1999, día en el que dos adolescentes armados con un fusil, dos escopetas, un revólver y varias cargas explosivas asesinaron en un colegio de Columbine, en Colorado, a 13 personas e hirieron a más de 20. Luego se suicidaron.

En ambos casos los asesinos tenían simpatías neonazis. En el primer caso, eligieron la fecha del aniversario de la muerte de Hitler. En el segundo, el autor de los disparos dejó constancia en un foro de Internet de que había sido acusado de provocar incidentes en el instituto el día de ese aniversario "sólo porque digo que soy nacionalsocialista". Pero sería arriesgado atribuir esta locura homicida juvenil a razones ideológicas. Los autores de las numerosas matanzas escolares producida en Estados Unidos en los últimos años responden a tipologías muy diferentes. Lo constatable es que sus acciones se inscriben en un contexto de fuerte presencia de la violencia en las aulas. En la segunda mitad de los años 90 más de 200 alumnos murieron violentamente en centros escolares. El curso pasado las víctimas fueron 49, y en el actual ya se habían contabilizado 20.

Es evidente que hay un elemento de mimetismo en las matanzas escolares. Pero también llama la atención el papel de las comunicaciones vía Internet para relacionar a gentes con una fuerte pulsión de muerte. El autor de los disparos de ayer, un joven apocado, según sus compañeros, confesaba en la web neonazi a la que solía acceder que, aunque no se consideraba un "ser agresivo la mayor parte de las veces", sí estaba dispuesto a usar "la fuerza si tengo que hacerlo". Ayer la usó contra sí y contra otros a los que, antes de disparar, les preguntaba si creían en Dios.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de marzo de 2005