La crisis abierta por dos denuncias anónimas sobre el exceso de mortalidad en el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa, en Leganés, culminó ayer con la destitución del gerente, el director médico y el jefe de urgencias del centro, anunciada por el consejero madrileño de Sanidad, Manuel Lamela, tras conocer el informe de sus inspectores. Lamela afirmó que 25 pacientes han fallecido en las urgencias del hospital desde 2004 tras recibir "sedación irregular".
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El consejero añadió que, "en los 25 casos en los que se detectaron incidencias, [los enfermos] fallecieron en urgencias antes de que transcurrieran 24 horas" desde la administración de los sedantes. Pese a ello, Lamela admitió no tener "evidencia suficiente para poder afirmar o descartar la existencia de mala praxis".
El máximo responsable de la Sanidad madrileña justificó el cese de la cúpula del hospital por "irregularidades administrativas", como el incumplimiento de la normativa interna del hospital, o la falta de documentos que acrediten el consentimiento informado del paciente o sus familiares en el historial clínico.
Los trabajadores del hospital apoyaron a sus directivos y exigieron el cese de Lamela. La Organización Médica Colegial destacó que sólo se han detectado irregularidades administrativas. "Conseguirán que el próximo enfermo muera con dolor", declaró uno de los médicos de urgencias de Leganés.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de marzo de 2005