Así se ve desde el aire la conexión de la autovía de Valencia (A-3) con la M-30, cuyo tronco está tomado desde hace meses por un auténtico bosque de grúas y maquinaria pesada que obliga a los conductores a desviarse por las serpenteantes calzadas que los técnicos del Ayuntamiento han habilitado como alternativa. En este punto se construye ya uno de los pozos de acceso al futuro by-pass o túnel sur de la M-30, uno de los más largos (3,6 kilómetros) previstos por la Concejalía de Urbanismo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de marzo de 2005