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OPINIÓN DEL LECTOR

Kafka en las aseguradoras

Estando parada en una retención en la carretera de Toledo, dirección a Madrid, con las luces de emergencia encendidas, dos vehículos que vienen detrás colisionan conmigo.

Sorpresa: ¿quién me ha dado? El conductor del vehículo (llamémosle B, compañía Axa) me da (se entiende por detrás, ¿verdad?). A su vez, un tercer conductor (llamémosle C, compañía Mutua del Taxi) también se da con el B... ¿Quién me ha dado a mí?, el conductor B o el C. Como entenderán, me da igual si el B porque le han dado a él, o si me ha dado ya antes de que a él le den.

El caso es que yo (conductor A) tengo el coche golpeado, a terceros, y nadie se hace cargo de la reparación: ni mi compañía, Mutua Madrileña, ni Axa (vehículo B), ni Mutua del Taxi (vehículo C). Vamos, que me dan por detrás (nunca mejor dicho) y me tengo que aguantar, porque las compañías no reconocen su culpabilidad... Y yo, ignorante de mí, lo tengo a terceros; ahora, eso sí, si me hubiese puesto muy malita, si no me muevo hasta que venga la policía... Y si, en fin, le echo morro..., entonces sí, no habría habido ningún problema.

Por favor, ¿cuál es la solución? Llevo desde el 27 de septiembre de 2004 esperando a que alguien reconozca que me tienen que arreglar el coche, y me siento como David contra Goliath. Son grandes empresas que abusan de una simple conductora, que lo único que hizo fue estar ahí.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de marzo de 2005