Considero mi obligación como ciudadano advertir al Ayuntamiento de Barcelona que entre sus empleados encargados de pintar las líneas verdes de aparcamiento hay un alarmante número que, en contra de lo manifestado por las autoridades, se equivocan de bote y pintan las líneas, no se lo van a creer... ¡azules!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de marzo de 2005