La mejora en las relaciones entre Cuba y la Unión Europea (que venimos observando en los últimos días) son una muestra clara de que los europeos tienen un carácter diferente. No se trata de posicionarse a favor o en contra del régimen, sino de favorecer nuevas vías de diálogo y negociación. Me llena de satisfacción saber que la Europa de los 25, de la que formamos parte, no sigue el sendero marcado por EE UU en este terreno.
Los norteamericanos llevan años imponiendo un bloqueo injusto, hipócrita y avasallador, que perjudica al pueblo cubano más que a su Gobierno. Durante las más de cuatro décadas con Fidel Castro al mando, EE UU ha hecho apasionada defensa de los valores democráticos en sus discursos sobre la isla caribeña, mientras abrazaban sin escrúpulos las duras dictaduras latinoamericanas desde Pinochet hasta Somoza.
Confío en la Europa de los derechos humanos, que sólo es capaz de defenderlos con ellos en la mano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 29 de marzo de 2005