El lunes de Pascua los que llegamos al aeropuerto de El Prat tardamos casi una hora en recoger el equipaje.
Y es que compramos un billete donde hay tasas de aeropuerto que cobra AENA, pero ésta subcontrata a una empresa la gestión de la facturación de maletas. Ésta debió de considerar que, siendo lunes, podía poner a trabajar menos gente. En consecuencia, la calidad del servicio fue nefasta. Ésta es una práctica habitual a la hora de dar servicio al consumidor que ha pagado a una empresa eficaz, pero que se desentiende de sus responsabilidades y te remite a otra empresa. Pero la subcontratación afecta también en el campo laboral porque provoca precariedad, despidos fáciles, horarios imposibles para los trabajadores y accidentes. ¿No sería posible regular esto y prohibir la subcontratación masiva que nos invade.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de marzo de 2005