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El lado agrio de Carlos de Gales

Detrás de la sonrisa, frustración. El príncipe de Gales disimuló mal ayer el incordio que le supone posar para las cámaras de los medios de comunicación. En un desafortunado descuido, murmuró un par de comentarios agrios acerca de los periodistas encargados de tomar la habitual fotografía de Carlos y sus hijos, Guillermo y Enrique, durante sus vacaciones de esquí en la estación suiza de Kloster. "Maldita gente. Odio hacer esto", dijo el príncipe sin probablemente percatarse de la potencia de los micrófonos de televisión. A la inevitable pregunta sobre su boda con Camilla Parker Bowles el próximo día 8, contestó con malhumorada ironía: "Me alegro de que estéis al corriente". Y, de nuevo, otra pulla, esta vez personalizada: "No soporto a ese hombre. Es horrible, realmente lo es". El corresponsal en temas monárquicos de la BBC, Nicholas Witchell, se identificó después como objetivo del comentario del heredero de la corona británica. "Es uno de nuestros mejores reporteros. La pregunta era perfectamente razonable dadas las circunstancias", defendió un portavoz del ente público. Antes del altercado con la prensa, los tres príncipes se hicieron bromas entre ellos, que también recogieron los micrófonos. Carlos sugirió apoyar su brazo en los hombros de su heredero, quien rechazó la idea y pidió a su padre que se quitara las "espantosas" gafas de sol. "No seas tan grosero conmigo", le espetó el príncipe de Gales. El malhumor de Carlos se debía quizá a la resaca de la fiesta de despedida de soltero que sus hijos le ofrecieron en la nieve. Pero su portavoz lo achacó a unas fotografías publicadas ayer en la prensa británica de Guillermo esquiando con su amiga Kate Middleton. "No", dijo en respuesta a la posibilidad de una segunda boda en el cercano horizonte.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de abril de 2005