Vivo en Madrid y, desde que he escuchado al alcalde de esta ciudad anunciar a bombo y platillo que se van a repartir un millón de pulseras para promocionar los JJ OO con sede en la capital, me pregunto a quién se le ha consultado que el dinero de los contribuyentes, que saldrá de las arcas madrileñas, en parte, y el resto, supongo que de las arcas nacionales, pueda utilizarse para tal fin.
Me horroriza y me indigna este asunto y siento que los políticos nos humillan a todos disponiendo de nuestro dinero, el que tenemos que ganar con el sudor de nuestra frente, y repito, con el sudor de nuestra frente, para caprichitos de este calibre.
Si los políticos pasaran por La Barranquilla, favela madrileña, se les tendría que caer la cara de vergüenza e invertir el dinero malgastado en dichos caprichitos, para adecentar barrios como éste o para otros muchos asuntos con el fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. ¿Quién necesita pulserita.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de abril de 2005