Estuve en el Parlament el día en que se aprobó la reforma de la ley de parejas de hecho, que permitirá que un niño pueda ser adoptado por una pareja homosexual.
Mi partido, CDC, votó mayoritariamente (más de la mitad) a favor, reconociendo que aún existen votos en contra que dejan ver que todavía hay mucho que hacer.
No sabía si ir, pero el día 31, por motivos importantes, decidí hacerlo. Algún día podré explicar todo esto a mis hijos o a mis nietos. Les podré decir que su padre o su abuelo puso su granito de arena en la lucha por las desigualdades de su país, que estuvo presente en el momento en que se retocaba una pequeña pero importante desigualdad. Y les enseñaré a querer a su país y sobre todo a ser felices. Hoy yo lo soy.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de abril de 2005