A Francia se le echa el tiempo encima para conseguir el sí a la Constitución europea. España votó con demasiada precipitación. Muchos aún no han puesto fecha para dar la voz al pueblo. No sé si cuando se realice la última consulta y se sumen todos los votos, la respuesta definitiva al tratado será un sí o un no. Sí sé que tengo la sensación de haber perdido la oportunidad de participar, todos juntos, en una decisión que marcará el futuro de la Unión Europea. La Constitución europea nace para unificar los valores de la Unión, los derechos de los ciudadanos, el funcionamiento de las instituciones... ¿No se debería haber consultado a los ciudadanos en conjunto? ¿No debería haber sido el referéndum sobre la Constitución un referéndum que se promoviese desde Europa en vez desde cada uno de los países de la Unión? En definitiva, creo que la consulta a los ciudadanos europeos podría haberse aprovechado para fomentar el sentimiento de que compartimos un proyecto común, se podrían haber promovido debates entre los ciudadanos de los distintos países o se podría haber llevado a cabo cualquier otra medida que nos haga conscientes de que Europa tiene que ser algo más que un conjunto de países.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de abril de 2005