El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, presentó ayer el nuevo plan del Gobierno para privatizar Japan Post, los servicios postales nipones, a partir de octubre. Estos servicios constituyen la mayor entidad de ahorro del mundo -aunque la sociedad no presta dinero-, con 2,8 billones de euros en depósitos de ahorro y en activos de seguros.
El anteproyecto de ley establece que las 24.700 filiales en el país -cifra casi 10 veces superior a las 2.606 que suman los siete bancos japoneses presentes en todo el territorio nipón- sigan ofreciendo servicios de ahorros y de seguros durante al menos una década. Algunos parlamentarios del PLD de Koizumi, contrarios a la venta, sostienen que la privatización de Japan Post supondrá un recorte de los puestos que afectará a muchos de los 400.000 trabajadores que hacen de este organismo el mayor empleador de Japón.
Japan Post es, además, el principal comprador de los bonos del Estado y el mayor propietario de la deuda estatal al tener unos 1.400 billones de yenes (10 billones de euros) en valores, una cuarta parte del total. Pese a su gigantesca dimensión, la institución ha disfrutado hasta ahora del privilegio de contar con garantías estatales y exención de impuestos.
El nuevo plan es más conciliador con las exigencias de los parlamentarios de la formación política del propio Koizumi, el Partido Liberal Democrático (PLD), que el anterior, presentado en septiembre de 2003. Con la iniciativa, Koizumi quiere asegurarse de que antes de la pausa estival del 19 de junio, la privatización de Japan Post sea aprobada por el Parlamento. Éste, aunque está bajo el control virtual del PLD en los últimos 50 años, será escenario de una dura batalla.
Koizumi ha hecho de esta privatización una prioridad de su mandato desde que llegó al Gobierno en 2001. Considera que, así, sus enormes flujos financieros irán a parar a la economía en lugar de "a un barril sin fondo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de abril de 2005