Por unos momentos, me engañaste y pensé que habías caído en un socavón de escepticismo ideológico, cuando me dijiste que ya estaba bien de tanta murga con el vídeo bodrio de la FAES y que no había por qué retirarlo, "que se proyecte, en paz y en todos los cinematógrafos y medios posibles, cuantas más veces mejor", me dijiste, con una sonrisa de apariencia desganada, mientras tomábamos una cerveza, cerca de la playa. Pero no tardé en percatarme de que aquella sonrisa, más que desgana, desplegaba los indicios de todo un ensayo de cinismo. Mientras dábamos cuenta de una fuente de chipirones, murmuraste: no es una producción, es una manipulación insidiosa, que no pasa inadvertida, y cuyos efectos son previsibles, pausados, pero demoledores, para las ya astilladas filas de una derecha inverosímil: Aznar, a un lado; al otro, Piqué; y allá en su frente, Rajoy. Rajoy con sus titubeos y desamparo, en tanto Zaplana, sin enterarse demasiado, como ya es su costumbre, se da al gaudeamus. Malos presagios. Me consta que no esperabas ni un análisis objetivo ni unos estudios sociales rigurosos, ni tampoco la morcilla que se ha espolsado esa fondeada fundación. Quizá confiabas -a veces, te asoma una punta de ingenuidad- en que un ex presidente comprometido con su gestión y responsable de sus acciones y palabras iba a explicar y a excusar aquello de "créanme, tengo pruebas de lo que digo", o algo parecido, después de que los servicios de inteligencia y espionaje estadounidenses hayan admitido su clamoroso fracaso: en Irak no había armas de destrucción masiva. ¿Esperabas, en serio, un acto de gallardía así?, ¿esperabas un gesto público de sinceridad política? Pues si lo esperabas, ya ves cómo se las gastan: echando balones fuera o pretendiéndolo, y fantaseando y poniendo la ramplonería a urdir tremendas conspiraciones de la izquierda, para evitar su triunfo electoral. Obsesiones de tal naturaleza terminan en el psiquiatra o en la farsa. Sí, lo sé, es patético. Pero, ¿Tras la masacre, qué?, ¿una losa para Rajoy? ¡Marchando otra de FAES!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de abril de 2005