Las jornadas de la Mesa de Entidades de Solidaridad con los Inmigrantes y el Patronato Sur-Norte (Universitat de València), incluyeron la mesa redonda Realidades silenciadas. Dos visiones alrededor de la prostitución. Quiero exponer la realidad como lo hice en la mesa.
En los setenta, movimientos en defensa de los derechos de las prostitutas en EEUU y Europa empezaron a hablar de trabajo sexual. Hablar de trabajo sexual vincula las luchas por los derechos de estas trabajadoras a una historia común a las mujeres y cierra la división entre buenas y malas, tan fundamental para esa ciudadanía sexuada excluyente.
Hablar de explotación sexual sin más no da cuenta de cómo la globalización ha transformado la industria; por qué la demanda se centra en otr@s exotizad@s; por qué la industria está conectada a las políticas migratorias...
La variedad en el tipo, la protección, estatus social, control sobre el trabajo etc. de la trabajadora implica que las personas se posicionan por actividad y diversas jerarquías y relaciones de poder: edad, etnia, género.
Si hablamos de trabajo, migrar para trabajar en la industria del sexo puede analizarse como migración regular/ irregular de trabajadores para sectores informales, algo no muy diferente de otras realidades migratorias.
Sin ignorar que la industria del sexo existe en el marco de estructuras patriarcales, es importante que nos centremos en las necesidades de respeto, autonomía y protección jurídica de las trabajadoras, entendamos y apoyemos las luchas de las trabajadoras por el reconocimiento de sus derechos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de abril de 2005