Soldados y poetas, Garcilaso de la Vega y Juan Boscán protagonizaron, en la primera mitad del siglo XVI, el ingreso de las letras españolas en el Renacimiento. Si Boscán introdujo en España una forma tan de moda en Italia como el soneto, su amigo Garcilaso llevó esa novedad a la cima hasta convertirse en uno de los mayores poetas amorosos de la historia: "Yo no nací sino para quereros; / mi alma os ha cortado a su medida; / por hábito del alma misma os quiero; / cuanto tengo confieso yo deberos; / por vos nací por vos tengo la vida, / por vos he de morir, y por vos muero". /
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de abril de 2005