- Recuperar las raíces. El alcalde socialista de San Sebastián, Odón Elorza, está feliz con el discurso con el que Zapatero estrenó la campaña en su ciudad. Cree que llega a esa franja del electorado, mayoritaria en Euskadi, que se siente vasca en una España plural. Un relevante nacionalista admitía ayer que ningún presidente de España había hablado como Zapatero sobre Euskadi, con un lenguaje tan fresco y cargado de tanta esperanza. El discurso vasquista o integrador del PSE, del que es motor Zapatero, recupera el de la etapa de la República y el Gobierno vasco en el exilio, que pilotó Indalecio Prieto, y de la transición a la democracia, de Rubial. El PSE no pudo seguirlo por el obstáculo de García Damborenea, en los ochenta. Jáuregui estaba por él, pero dirigió un PSE en decadencia, en los noventa. Redondo lo lideró con hegemonía del PP. A López le toca abrir la nueva etapa.
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- Rajoy, a la espera. Rajoy, que ha percibido el giro, juega con el latiguillo de que "éste no es el PSOE de Felipe González". Es verdad que no lo es del todo, pero España tampoco es la misma del todo. Ayer fue hábil al evocar el frente antinacionalista que encarnaron Mayor (PP) y Redondo (PSE) hace cuatro años, en el mismo escenario, el Kursaal donostiarra, con la idea de atraer voto socialista. Pero el PP vasco también quiere darle un sesgo autónomo a su campaña. Acebes no volverá a Euskadi. Aznar no vendrá, ni tampoco la masa de los hoy ex ministros que se prodigaban en otras elecciones.
- Reaparición de Imaz. El PNV-EA, preocupado por el efecto Zapatero y porque la entrada de EHAK le aleja de la mayoría absoluta, centra la campaña en Ibarretxe. El presidente peneuvista, Josu Jon Imaz, reaparecido ayer, mantiene una actitud discreta, para tampoco dar relieve a la líder del partido aliado, EA, Begoña Errazti, de retórica independentista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de abril de 2005