No es fácil aclarar el panorama laboral español. Hasta ahora, en las estadísticas del mercado de trabajo convivían una Encuesta de Población Activa (EPA), considerada como la medida más fiable de la ocupación y el desempleo -la que, además, establecía la comparación con las estadísticas europeas-, con las cifras facilitadas por el Instituto Nacional de Empleo (Inem), que cuenta los parados registrados en sus oficinas. La EPA detecta casi medio millón de parados más que el Inem, circunstancia que comprometía la credibilidad o la coordinación de las estadísticas españolas. El nuevo sistema de información que ha puesto en marcha el Ministerio de Trabajo ha descubierto 479.000 parados más de los anteriormente registrados, de los cuales casi 315.000 afloran gracias al cruce de información con la Seguridad Social y 113.575 son trabajadores extranjeros (comunitarios o inmigrantes) en paro. La brecha entre la EPA y el Inem se ha cerrado, aunque las nuevas cifras presentan problemas de interpretación.
La economía española está cuantificada de forma deficiente. Para medir el PIB, por ejemplo, hay demasiados indicadores indirectos -de consumo sobre todo- y pocos directos. Una de las tareas que tiene que realizar el equipo de Solbes es precisamente la de ir arrojando luz sobre los rincones de la economía sumergida para restablecer en lo que se pueda la equidad laboral y fiscal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de abril de 2005