El otro día pasé por una pequeña calle del centro de Madrid en la que no se estaba realizando ninguna obra. Le hago este comentario con la esperanza de que lo lean los responsables del Ayuntamiento o la Comunidad y envíen inmediatamente a sus efectivos para que subsanen este descuido y caven una zanja, coloquen un andamio, remodelen una fachada o abran un túnel para el metro o el tren de cercanías.
Es una pena que esta pequeña calle sin obras estropee el armonioso e intransitable paisaje en el que han convertido en los últimos tiempos el centro de nuestra capital. Todo ello, por supuesto y como rezan sus carteles, trabajando para nuestro bien. "Todo por el pueblo, pero sin el pueblo", como en el siglo XVIII.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de abril de 2005