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OPINIÓN DEL LECTOR

Asombro e irritación

Estuve, con otras personas, en el estreno de una obra en el Centro Cultural Villa de Madrid. Nada que objetar con respecto al espectáculo (precioso texto, excelentes interpretaciones); pero desde el primer momento fue muy difícil disfrutar del mismo por varias razones, todas ellas de tipo acústico: en primer lugar el concierto de toses, del que nadie es culpable; lo siguiente tiene más delito: las musiquitas y tonos de los teléfonos móviles que, a pesar de las advertencias y sentido común, algunos dejan encendidos.

Asombroso, irritante y también frecuente. Y por último, algo exclusivo de ese local: en cuanto empezó la obra, empecé a oír un sonido extraño por encima de mi cabeza. Parecía como un avión, pero se repetía una y otra vez. Pensé que era un efecto de sonido (raro, pero quién sabe). Pero aquello se prolongaba... hasta que caí en la cuenta de que la plaza de Colón, que se extiende por encima del patio de butacas, es uno de los escenario favoritos de los practicantes del monopatín (skaters). Durante buena parte de la función, hubo que soportar ese sonido. ¿No hay ninguna solución? Qué sufrido es ser aficionado al teatro en esta ciudad...

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de abril de 2005