No creo en la guerra preventiva porque es guerra, y no apoyo la discriminación "positiva" porque es discriminación.
¿Positiva para quién? Obviamente, para que sea positiva para una persona habrá de ser también negativa para alguien, puesto que es discriminación. Como mujer
trabajadora, independiente y defensora de la igualdad de derechos entre los sexos me avergüenza que muchas de las que supuestamente quieren fomentar la igualdad de la mujer se apunten a este despropósito. Un individuo concreto, varón en este caso, no tiene por qué pagar en su persona el hecho de un pasado de papeles sociales impuestos diferentes a los actuales. Hombres y mujeres debemos ser considerados, sobre todo, personas iguales, sin distinción de derechos por razón de sexos. Esto, por la vía de la justicia, se consigue con medidas que fomenten la incorporación de la mujer al trabajo, pero sin que tenga que ser a costa de nadie.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de abril de 2005