El miércoles 13 de abril, hacia las 9.30, dejé olvidado mi bolso en un banco de la estación de cercanías de Renfe de Nuevos Ministerios.
Enseguida pensé en los pasos que tenía que seguir desde ese momento: anular la tarjeta de crédito, avisar al conserje de la finca, cambiar la cerradura, presentar denuncia en la comisaría, solicitar nuevo DNI, etcétera.
Afortunadamente nada de eso fue necesario. Poco más de media hora después de desaparecido, un ciudadano anónimo se tomó la molestia de entregar el bolso tal y como se lo había encontrado al conserje en mi domicilio.
Desde estas líneas quiero expresarle mi más sincero agradecimiento a esa persona que tuvo el gesto tan cívico de devolvérmelo, ahorrándome todos los trastornos que supone un extravío de este tipo. Un desconocido que ha tenido un rasgo de honradez. Muchas gracias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de abril de 2005