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Crítica:

Geografía del accidente

Vivimos en un mundo en el que los medios de comunicación suelen hacer del dolor un espectáculo cotidiano. La inevitable atracción que produce la tragedia, las catástrofes o los accidentes sustentan el hilo conductor de una exposición en A Coruña, en la que once artistas ofrecen diversas ideas al respecto.

La irresistible atracción que ejercen los accidentes sobre el artista es el objeto de una exposición que despliega a través de piezas de formatos muy diversos el extenso catálogo de sensaciones que el ser humano puede experimentar ante un suceso o catástrofe: dolor, impotencia, impasibilidad, rutina, risa, etcétera.

Artistas como João Tabarra, Baltasar Torres o Fernando Sánchez Castillo denuncian esta situación de anestesia general que parece sufrir la sociedad cuando las catástrofes no dejan de sucederse ante sus ojos. El vídeo de Sánchez Castillo -en el que una serie de personajes no se inmutan tras recibir balazos mientras leen el periódico o ven la televisión- supone una crítica hacia esa insensibilidad que nos caracteriza ante los sucesos trágicos que acaban por convertirse en rutina.

SEDUCIDOS POR EL ACCIDENTE

Fundación Luis Seoane

San Francisco, s/n. A Coruña

Hasta el 19 de junio

Las repercusiones sociales de las catástrofes también están muy presentes en la obra del norteamericano Allan Sekula, un representante del nuevo documentalismo que rechaza la vertiente sentimental de la cultura fotográfica estadounidense. En este aspecto hay coincidencias con las instantáneas sobre las consecuencias de la guerra en el Líbano realizadas por el italiano Basilico. La vertiente lúdica del accidente está representada en la exposición a través de artistas como el suizo Roman Signer, el gallego Arturo Fuentes o la portuguesa Leonor Antunes, que propone al espectador un ejercicio de funambulismo sobre una pieza de madera para que trate de evitar una más que probable caída. Por su parte, el greco-chipriota Andreas Savva ha realizado una instalación específica para esta muestra en la que se alude a la idea de un viaje interrumpido por un naufragio. Es una pieza con gran carga poética al mostrarnos cómo es posible congelar un instante y hacernos dudar sobre nuestra condición de víctimas o espectadores.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de abril de 2005