El último atentado contra los pueblos del interior está a punto de cometerse. La Consejería de Cultura, Educación y Deporte va a obligar, si nadie lo remedia, a que chiquillos de 13 y 14 años del término municipal de Venta del Moro (población diseminada en 272 kilómetros cuadrados) tengan que hacer más de 80 kilómetros al día por carreteras en mal estado para recibir su elemental derecho a la educación. Font de Mora marcará un antes y un después en la vida de nuestro pueblo, pues finalmente conseguirá que algunos municipios del interior igualen sus parámetros educativos a los africanos. Por favor, cuando hablen de educación rural no se les ocurra ni nombrar la educación de calidad, porque la calidad empieza cuando no se necesitan tres horas diarias de transporte por carreteras heladas en invierno para recibir la educación obligatoria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de abril de 2005