Casi cuatro horas de reunión, en una larguísima comida el martes en Madrid, sirvieron para que el ministro de Defensa, José Bono, y el presidente de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, limaran asperezas y trataran de acercar posturas. Uno de los asistentes a esa comida -adelantada ayer por el diario Avui-, a la que acudieron también Francisco Pardo, secretario de Estado de la Defensa; Félix Sanz, jefe del Estado Mayor de la Defensa; Joan Puigcercós, secretario general de ERC, y Joan Puig, diputado independentista encargado de asuntos de Defensa, sostiene que, pese a lo lejanas que están sus posiciones, ambos políticos, que prácticamente no se conocían, quedaron muy satisfechos.
Bono estaba muy empeñado en saber "hasta dónde quiere llegar ERC, qué modelo de Estado tiene", sobre todo en la reforma de la financiación. Además, trató de convencer a Carod, un independentista declarado, de las bondades de pertenecer a España. "Llevamos juntos muchos años y es bueno que siga así, podemos hacerlo", insistía Bono. Carod no quiso esconderse. "Somos independentistas, ése es nuestro objetivo. No lo ocultamos. Decimos lo mismo en Madrid que en Cataluña. Pero la independencia es un proceso, necesitamos la mayoría en Cataluña. En este momento hemos decidido caminar junto a los socialistas, y ahí estamos", le respondió Carod. Bono mostró su sorpresa por el hecho de que se pueda ser independentista catalán en el siglo XXI.
Carod explicó a Bono la propuesta de que sea la Generalitat quien coordine a las Fuerzas Armadas que operan en Cataluña, y recordó que de 1931 a 1933, Francesc Macià, líder de ERC y presidente de Cataluña, tenía a sus órdenes a la Guardia Civil. De hecho, el independentista regaló al ministro de Defensa dos libros sobre la figura de Macià, que fue coronel del Ejército español. Bono regaló unas corbatas azules que asustaron a los dirigentes de ERC. El estuche en el que venían tenía una banda con la bandera española.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de abril de 2005