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CARTAS AL DIRECTOR

Benedicto XVI (II)

Ya han aparecido críticas al nuevo Papa. La mayoría puede resumirse en una: Joseph Ratzinger es muy ortodoxo doctrinalmente. Por más que lo intento, no encuentro calificativos suaves para semejante estupidez. Nadie con sentido común puede exigir que el máximo representante de la Iglesia no defienda la doctrina católica. ¿Alguien criticaría al presidente de un banco por empeñarse en aumentar los beneficios de la entidad?

Esas críticas suelen provenir de personas alejadas de la Iglesia. Y ante eso me pregunto: ¿piensan de verdad que el Papa de los católicos debe ser elegido al gusto de los no católicos? ¿Es razonable que el presidente de Lituania deba ser elegido al gusto de los ciudadanos de Nigeria? No. Al Papa lo eligen los cardenales de la Iglesia católica, y si a alguien no le gusta, que se aguante.

Ciertamente hay un empeño en atacar a la Iglesia católica. No recuerdo haber escuchado nunca ninguna crítica ante la elección (o nombramiento o lo que sea) de los rabinos judíos, los imanes musulmanes, los pastores luteranos o anglicanos, etcétera. Y en todos los casos se trata de confesiones muy extendidas.

Déjennos en paz a los católicos con nuestro queridísimo Papa y ocúpense de sus propios problemas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de abril de 2005