El Congreso aprobó ayer dos de las principales iniciativas sociales de la legislatura: el matrimonio homosexual y la reforma del divorcio. La primera ley, que permitirá a las parejas del mismo sexo la adopción, obtuvo el respaldo del 57% de los diputados presentes (votaron en contra el PP y tres parlamentarios de UDC). La reforma del divorcio, que acaba con la separación previa y las causas de culpabilidad, tuvo un tránsito parlamentario más favorable: el PP se abstuvo y sólo hubo cinco votos en contra.
MÁS INFORMACIÓN
La ley que permite el matrimonio homosexual aún ha de pasar por el Senado, donde es posible que el PP, con 126 representantes, pueda derrotarla si logra cuatro votos de CiU o PNV. En dicho caso, la norma volvería al Congreso, donde sería finalmente refrendada. El cálculo del Gobierno es que para el 28 de junio, Día del Orgullo Gay, entre en vigor. La medida situará entonces a España en la vanguardia de las legislaciones sociales europeas: sólo Holanda permite el matrimonio y la adopción a los homosexuales. En el debate en el Congreso, el ministro de Justicia consideró que la ley garantiza el "derecho fundamental a la búsqueda de la felicidad". El PP basó su negativa en que el matrimonio "ha sido siempre la unión de un hombre y una mujer", y defendió el reconocimiento de los derechos a los homosexuales mediante una ley de parejas de hecho que les conceda la plena equiparación excepto en la adopción. La ex ministra Celia Villalobos rompió la disciplina de voto y apoyó la norma. La reacción más dura vino de la Conferencia Episcopal, que consideró la norma como "radicalmente injusta y perjudicial".
La reforma del divorcio -a la que se opuso el anterior ministro de Defensa, Federico Trillo- echó a andar con incertidumbre en su aspecto más polémico: la custodia compartida de los hijos, que el presidente del Gobierno anunció la víspera que se iba a revisar en su paso por el Senado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de abril de 2005