He intentado visitar el museo Picasso de Málaga con mi hijo de dos meses y no he podido entrar ya que está prohibida la entrada de cochecitos de bebé. Los minusvalidos con silla de rueda si pueden entrar, pero los coches de bebe, no. Parece que molestan.
Pago mis impuestos que financian este museo, ¿por qué tengo que cargar a mi hijo de siete kilos de peso en una mochila durante la hora y media de la visita y acabar con dolores de espalda? Parece mentira que la directora de este museo sea una mujer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de abril de 2005