Ayer se publicaba en EL PAÍS un reportaje sobre los niños de la guerra en Leningrado. Éste es uno de los capítulos menos conocidos del tremendo exilio español que siguió a la Guerra Civil de 1936. Estas personas han sido -muy justamente- homenajeadas por la Embajada rusa en Madrid. Fueron "veteranos de guerra" con 16 o 17 años, eran los niños mayores de los casi 2.000 niños evacuados a la URSS. Pasaron de la tragedia de la Guerra Civil española a la otra tragedia de la II Guerra Mundial.
Es increíble que todavía no haya ni información -todavía existen en el Archivo de la Guerra de Salamanca cajas sin clasificar con las cartas que escribieron a sus padres y de las que el régimen franquista nunca hizo entrega-, ni reconocimiento público de su carácter de víctimas. Me resulta llamativo que sea la Embajada rusa la que les homenajee y aquí el silencio. ¿Para cuándo una placa que recuerde en puertos como el de Santurce, Gijón... que de allí salieron evacuados varios miles de niños y que no pudieron regresar hasta 20 años más tarde? Cuando ya no queden será demasiado tarde. Se merecen nuestro recuerdo, el de todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de abril de 2005