Deberíamos movilizarnos en pro de unas personas que pueblan, cada vez más, nuestras calles, sin permisos de residencia, con inestabilidad domiciliaria y, muy a menudo, blanco de arbitrariedades, injusticias y agresiones. Son los centenares de ciudadanos de color (de Nigeria, Malí, Costa de Marfil, Senegal). Con las recientes disposiciones del Gobierno sobre permisos de residencia todos necesitan de nuestra ayuda para regularizar su situación e integrarse. Hago un llamamiento a los pequeños y grandes comerciantes, industriales, gabinetes profesionales, para que hagan un esfuerzo y les den los seis meses de contrato que precisan para alcanzar esa legalidad que tanto anhelan. Es un esfuerzo colectivo. ¿Quién no tiene un amigo o conocido que, a su vez, conoce a un pequeño, mediano o gran empresario que precise un empleado para su negocio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de abril de 2005