Mourinho, el entrenador del Chelsea, vio ayer cumplidos sus deseos. El Arsenal, segundo en la Premier League a 11 puntos de su equipo, ganó al Tottenham en el derby de la ciudad de Londres (1-0) y consiguió retrasar la celebración del segundo título de Liga del Chelsea en sus 100 años de historia. Justo lo que quería el preparador portugués, que la víspera del partido había dicho que prefería ganar el título el sábado, "sobre el césped", en el estadio del Bolton Wanderers.
El Arsenal afrontó el partido con decisión: ya en el primer minuto el sevillano Reyes regateó a Robinson, el portero del Tottenham y disparó fuera con su pierna mala, la derecha. Aunque los gunners, dirigidos por Cesc y Viera, e impulsados por el incisivo Van Persie, no se desanimaron. "Tenemos que luchar mientras queden posibilidades matemáticas de ganar el campeonato", había dicho antes del partido Arsène Wenger, el entrenador del equipo. Y sus jugadores lucharon contra la lluvia y contra sus errores defensivos, hasta que Reyes marcó un gran gol.
Entonces cambió el escenario. El Tottenham, con el ex deportivista Naybet en el banquillo, vio primero como Viera y Cesc monopolizaban el balón, y luego descubrió que sin el central marroquí sólo podía liberarse de la presión del Arsenal con los pelotazos de su portero. Desesperado, el equipo de Martin Jol, que se jugaba la vergüenza de acabar la temporada como el último de los equipos de Londres, quiso retomar la iniciativa proponiendo un partido duro y bronco en el que Reyes, víctima de dos duras entradas castigadas con tarjeta amarilla, fue el primer objetivo. Luego, cuando el partido se calmó, el Arsenal cambió a Cesc por Edú para nivelar la batalla y vivió con agobios las últimas intentonas del Tottenham, comandadas por Keane. Resuelto el partido, la victoria del Arsenal sólo retrasa un final que parece inevitable: para que el Chelsea no levante su primera Liga desde 1955, el equipo de Wenger tiene que ganar los cinco partidos que quedan de Liga y esperar a que el Chelsea pierda cuatro. Algo que Mourinho no va a permitir: "Los jugadores y yo sabemos que si ganamos el título, pasaremos a la historia y nadie nos olvidará en otros 50 años".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de abril de 2005