Alonzo Mourning, el pívot que durante 10 años aterró a los mejores hombres altos de la NBA, regaló un hermoso regreso a sus mejores momentos a los aficionados en el partido con el que su equipo, el Miami Heat, tras vencer al Nueva Jersey Nets en su cancha, se colocó con una ventaja de 2-0 en la primera ronda de las eliminatorias por el título. Sólo hace 16 meses, y a los 34 años, Mourning sufría un trasplante de riñón que habría puesto a cualquiera al borde de la retirada. Sólo le valieron 16 minutos para demostrar que a Diesel todavía le queda gasolina.
En apenas un cuarto de hora, a Mourning le dio tiempo para amedrentar a su ex equipo, el Nueva Jersey, y, lo más importante, a lanzar un mensaje a Shaquille O'Neal, el pívot titular de los Heat, para que descanse sus doloridos cuádriceps y los reserve para duelos más exigentes. Esos 16 minutos fueron suficientes para anotar 21 puntos y agarrar nueve rebotes, levantar los brazos al aire tras cada canasta que anotó, lanzar sus quejas al árbitro, enfrentarse a Vince Carter y contagiar su intensidad y entusiasmo a sus compañeros, especialmente a Eddie y Damon Jones, que parecieron dejarse la vida en cada marcaje defensivo. Incluso llegó a cometer seis faltas personales, una cada dos minutos y medio, y que le valieron la eliminación.
Un título de Liga es el objetivo que se le ha puesto a Mourning entre ceja y ceja. Por eso aceptó un irrisorio contrato para volver a los Heat, el equipo en el que jugó entre 1995 y 2002, por media temporada y 230.000 euros.. Pero, para quien tuviera alguna duda de que la fuerza que le movía no era la recompensa económica, donó la cantidad total a asociaciones de lucha contra las enfermedades renales. Y su regreso a Miami no fue sencillo. A principios de temporada, declaró que no pensaba formar parte de la plantilla de los Nets y, tras formar parte del intercambio que mandó a Carter a Nueva Jersey, se negó a firmar con el Toronto Raptors. El equipo canadiense no puso ninguna pega a ello.
Mourning, que cada día se ve forzado a tomar baños de sales, para suplir los analgésicos que no puede consumir, debido a su enfermedad, ha puesto todo su esfuerzo para demostrar que es un suplente fiable de Shaq, quien pide a gritos un descanso. En una supuesta final de Conferencia ante Detroit Pistons, a quien le sobran hombres altos, Shaq ya sabe que tiene compañía. Mourning tiene más hambre que nadie.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de abril de 2005